13 de noviembre de 2017

The Congress: Marxismo animado


Robin Wright ha sido un actriz cuya ha sido particularmente notable. Desde su inolvidable actuación en The Princess Bride hasta interpretar a la famosa Jenny en Forest Gump, ha sido catalogada como una de las actrices importantes de Hollywood. Pero su carrera decae debido a sus malas decisiones y rechazos a proyectos cinematográficos; viviendo con sus 2 hijos en un hangar abandonado pero remodelado, Robin intenta pasar su vida de una manera tranquila, pero sus decisiones laborales la persiguen.


Su agente le pide que firme un contrato especial para el estudio Miramount (una posible referencia a Miramax y Paramount) para rescatar su carrera. El contrato trata sobre escanear su cuerpo, emociones, incluso su voz y pensamientos, de manera computarizada para usarla en cualquier película que el estudio quiera producir. Robin intenta negarse al contrato, pero por motivos familiares decide aceptarlo, por 20 años. Luego de esos años tiene que renovar el contrato; debe dirigirse al estado de Abrahama, creado por el estudio Miramount el cual es completamente animado (literalmente).

Allí se desata una rebelión en contra del Congreso Futurista, el cual anuncia un químico producido por el estudio que no solo te mantiene en formato animado, sino que también te hace ver como cualquier personaje que quieras. Robin ingiere demasiados químicos liberados tras una fuga y su vida poco a poco se desvanece en el tiempo.

Esta película es como ingerir LSD con marihuana. La primera mitad es lo que se puede llamar “normal”, luego de esos 40 minutos tu mente preguntará: ¿Qué carajos estás viendo? La mezcla de la historia y la animación en computadora hacen que la película coja un ambiente surreal capaz de jugar con tus ojos. Me parece una excelente adaptación moderna al usar literalmente a una actriz real como Robin Wright y que ella se interprete a sí misma.

Al terminar la película (además de haber quedado loco) la analicé. Me di cuenta que la historia trae consigo un mensaje completamente marxista al exponer la situación de la actriz y su dominación por parte del estudio. El estudio prácticamente le dice “tú serás escaneada y tu cara será nuestra, seremos dueños de tus derechos y no podrás actuar en ningún otro lugar, ni siquiera en un teatro”. Esto me remitió al caso del trabajo enajenado en el cual un obrero es una simple máquina de producción para los bienes del burgués.

El trabajador queda reducido a nada, y mientras más produzca, menos valdrá este. Robin es una excelente representación del obrero, no solo su trabajo sino también su rostro quedan reducidos a ser productos de entretenimiento adueñados por un estudio de cine (el cual es una excelente representación del capitalismo). En la película explotan tanto la imagen de Robin que su imagen real queda reducida a lo que ellos crearon; prácticamente ella ya no existe.

La película además de traer este mensaje sociológico tiene, como dije antes, una visión surrealista de la vida moderna en donde la tecnología y el mundo químico cada día evolucionan y se reproducen cual conejos.

Está basada en la novela El Congreso de futurología escrita por Stanislaw Lem en 1971, y me parece que para ese tiempo el hombre tenía una visión muy adelantada para su época y que de seguro se impresionaría al ver lo que la sociedad se ha convertido.

La película, dirigida por Ari Folman, es excelente, combinando tanto material real como material animado, y también cuenta con un excelente sistema de referencias a clásicos del cine y a grandes figuras del mundo artístico. Es una combinación entre drama, ciencia ficción y animación.
Robin Wright: ¿Esto tiene sentido o está todo en mi mente?

Robot: Últimamente todo tiene sentido, y todo está en tu mente”. –Extracto de “The Congress” 

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